14 de junio de 2009

Su vida era como un capullo
una estrella más en el cielo
esperando caer algún día.
Yo no esperaba más
que sus lágrimas sobre el mantel
y la ternura con la cual
me ennumeraba los errores,
pero verla así
tan ajena, tan extraña en sí misma
me reflejó que en realidad
vivimos ofreciendo el alma
por miedo a esconderla demasiado.