Con la inesperanza de creer en algo mejor, me interno en mi propio paraíso mortificado de dudas y ocasos grises. A veces hay estelas boreales que me sacan de esta rutina absurda y me devuelven a la vida. No tengo más para ofrecer que mis letras y la costumbre de impulsar la rueda de la poesía.
2 comentarios:
Sin duda, él
no la conoce.
Desolador. Y real, lo cual le da más crudeza.
Saludos desde el Jardín.
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